Autor: Rocío

la otra fantasia medieval

Por una amiga: cómo escribí mi relato para La otra fantasía medieval

Por si no lo sabíais, Laura Morán lanzó una convocatoria para una antología llamada #LaOtraFantasíaMedieval. Pretendía demostrar que el medievo no tiene por qué ser #medievoooo cuando escribimos fantasía. Si hay dragones y elfos, ¿por qué no hombres y mujeres que hacen lo que les da la gana sin tener que encajar en un rol artificial? ¿Por qué perpetuar la violencia contra las mujeres amparándose en que «la época era así» (spoiler: no, no lo era) cuando le damos mil vueltas a un sistema Sandersoniano de magia dura?

Resulta que la convocatoria fue un éxito y le llovieron los relatos. ¿Y qué hemos aprendido escribiéndolos? Laura nos ha pedido que contemos cómo ha sido el proceso y aquí vengo a ello.

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La salud de los escritores: cómo cuidar las herramientas de trabajo

Hoy en día pasamos muchísimas horas delante del ordenador. Si escribes, es inevitable: son días y días frente a una pantalla de dudosa calidad en una silla barata con los brazos en posición de T-Rex. Y aunque esto nos pueda sacar del apuro durante un tiempo, cuando los músculos y los tendones empiezan a quejarse hay que pensar en cambiar los hábitos para prevenir lesiones duraderas. Una lesión en las manos implica estar obligada a dejar de trabajar, y aunque es cierto que existen programas de dictado por voz, dudo que sea lo mismo. Al menos para mí.

La primera vez que me avisaron los tendones de las muñecas fue hace cinco años, cuando me pasé muchísimas horas seguidas enredada en un proyecto creativo mientras sujetaba el ratón penosamente. La fatiga normal de la articulación se convirtió en un dolor ardiente que me bajaba hasta el codo y me impedía coger el ratón o teclear sin sufrimiento. Tardé varias semanas en recuperarme usando muñequeras y compresas frías, pero el dolor me acompañaba incluso en reposo, cuando me acostaba, y no sabía en qué postura ponerme para que me dejase en paz.

Aquella vez me compré una almohadilla de gel para el ratón que me ayudó un poco, pero me pasé los siguientes años sufriendo recaídas más o menos fuertes. Por entonces estaba estudiando en la escuela de hostelería y me daban tirones cuando cocinaba o transportaba marmitas y placas. Tuve que ir al médico, que me indicó un gel que me alivió una barbaridad, y me planteé que debía mejorar mi postura a la hora de trabajar si no quería acabar sin manos a los 40.

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Horizonte Rojo

Horizonte Rojo nº1, gratis en Lektu

Con motivo de la salida del número 4 a finales de este mes/principios del siguiente, el primer nº1 de Horizonte Rojo está gratis en Lektu para que te lo descargues por la cara. Si todavía no sabes qué es Horizonte Rojo, aquí te lo explico. ¡Acción, sexo, alienígenas y mucha mala leche!

La oferta estará vigente el 18 y 19 de febrero, así que no pierdas tiempo y entra aquí.

Si te ha gustado el primer número y no puedes quedarte sin saber qué pasa con una de las capitanas más incompetentes de la Vía Láctea, recuerda que el segundo y el tercer número (y pronto el cuarto) están esperándote también en Lektu. Y si eres más de papel, los números del 1 al 3 están recogidos en la edición física (Volumen 1). Recuerda que puedes adquirirlo con un 5% de descuento si introduces el código HRSTART.

¡Si os gusta, dejadme reseñas en Lektu y Goodreads! No dudéis en recomendársela a vuestros amigos y familiares y todas esas cositas. ¡Hacedme feliz!

ideologia en ficcion

Ficción e ideología: cuando solo vemos la paja en el ojo ajeno

Las agendas ideológicas, qué en boga están. Son como muy del 2010, ¿no? Ahora hay un montón de gente haciendo ruido y exigiendo que en los cómics y las pelis salgan mujeres, y gays, y gente negra, y gente trans. Qué cosas, los paladines de la justicia y los caballeros blancos, qué de voces aparecen cuando se les da una cuenta de Twitter desde la que hablar. Y lo peor de todo es que los creadores… ¡les están haciendo caso! ¡Nos quieren meter sus agendas políticas por los ojos!

Cuando un juego como Baldur’s Gate decide introducir un personaje trans como si fuese una persona normal que hace un comentario al respecto si le preguntas por el nombre, los guionistas nos están enviando el mensaje de que las personas trans son personas normales y corrientes que podemos toparnos comprando el pan, yendo a clase o viviendo aventuras por Faerûn. Probablemente, si estás leyendo este blog, estés de acuerdo con este mensaje y consideres que es positivo (aunque, como todo, podría hacerse mejor).

Bueno, pues eso no fue lo que pensó parte de Internet.  Supongo que no tengo que explicaros que parte de Internet apesta a estas alturas, pero eso, que apesta.

Este artículo está fuertemente influenciado por este fantástico vídeo de Bukkuqui

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¿Pero qué demonios estás haciendo, Rocío?

Por las redes sociales ya os he avisado de que voy a tener un ritmo bastante irregular (por no decir nulo) durante un par de meses. Esto es por varios motivos (y por suerte, todos buenos):

  • ¡Me independizo! Llevo un par de meses arreglando la que será mi futura casa y está casi casi a punto. En cuanto terminemos, tocará una señora mudanza. Me voy a vivir a cinco minutos de mi casa actual, no os creáis, pero es un rollazo. Un rollazo que me muero por llevar a cabo, por otro lado.
  • La independencia conlleva el doble de trabajo para poder vivir. Esto quiere decir que muchas de las horas que le dedicaba al blog y a mis trabajos personales se las lleva el curro. Es un curro que me gusta, pero por desgracia no aumenta Mis libros ni mis Lecturas, pero sí el dinero que tengo en el banco. Un día de estos conseguiré que mi trabajo y Mis libros se solapen, pero por el momento…
  • He vuelto a estudiar, y aunque muchas de las asignaturas son prácticas y no necesito hincar tantos codos, tengo que ir a clase. Eso son muchas horas.
  • Aunque Mis libros no me den de comer (aunque me pagan algún que otro café y festín en mi buffet japonés preferido) sigo trabajando en ellos. Sigo editando el segundo borrador de Guerreros del sol, Horizonte Rojo Vol. 2 se encuentra en proceso de escritura y además tengo pendiente un millón de relatos para concursos cuya recepción de manuscritos se cierra el mismo mes.
  • Como tengo que hacer muchas cosas todo el rato y acabo con el cerebro frito, cuando llego a casa por la noche lo único que me apetece es jugar al Overwatch y al Dark Souls y ver el canal de Bukku qui (y ya me lo estoy terminando). Ni siquiera tengo tiempo de jugar a la campaña de Pathfinder a medio acabar con mi grupo de rol, o empezar la partida de Demonio que me han prometido y que tiene tan buenísima pinta, y mi única oportunidad para «leer» en condiciones es a través de audiolibros.
Esto no tiene nada que ver con nada, pero las pinturas medievales raras nunca sobran
Esto no tiene nada que ver con nada, pero las pinturas medievales raras nunca sobran

Como resultado de todo esto, aparte del hecho de que mis amigos se han olvidado de mi cara, que me palpita el párpado izquierdo de vez en cuando y sin provocación, que no quiero volver a pintar una pared en mi vida y que me duelen las muñecas de tanto darle al teclado, no tengo tiempo para el blog (y ni hablemos ya de la lista de correo).

Esto empezará a solucionarse cuando me mude finalmente y pueda hacer lo que no he hecho jamás: usar una agenda para planear mi semana y acotar horas para trabajar en las cosas que me importan. Y una de las cosas que me importan es, por supuesto, esta página que tantas alegrías me ha dado y gracias a la que he conocido a tanta gente guay.

Así que, gente que me lee, disculpad mi intermitencia. Volveré lo antes posible y desde una casa muchísimo más molona que esta. Seguiré poniendo links a artículos interesantes que encuentre por ahí en Facebook (podéis acceder a mi página desde los iconos de redes sociales de allí arriba, o desde el widget de la derecha). Si eres una de esas personas guays que tiene más tiempo que yo y te gustaría escribir un artículo invitado para hacer más corta la espera a los demás, ¡hazlo! Ya sabes cuál es mi dirección de contacto si es que no hablamos por las redes sociales.

Un saludo. Deseadme suerte. ¡Volveré!