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Destripando una de mis primeras novelas (I)

El otro día, hablando con Enerio Dima de lo horrorosas que eran nuestras primeras novelas, se me ocurrió que podía poner la guinda a este mes del egocentrismo iniciando un desfile de patetismo novelístico por el bien de la literatura universal. Porque yo también escribí una novela cuando tenía 16 años (en realidad escribí como cuatro en dos años, lo cual es toda una hazaña teniendo en cuenta que ya existía Internet. Lo que no existían, supongo, eran las redes sociales) que me da vergüenza releer y hasta mencionar, que acabé por cabezonería y que abandoné en un cajón y ni siquiera intenté corregirla jamás. Siempre supe que era bosta.

Recuerdo bastante bien cómo me vino la idea para escribir esta novela, que titulé de manera provisional Los Centinelas. Por aquel entonces me encontraba inmersa en una fiebre de visionado de cosas lésbicas, en especial anime yuri, y Youtube, que comenzaba su andanza por entonces, estaba lleno de clips, AMVs y recopilatorios. Aquel día me topé con un AMV de Sailor Moon protagonizado por Haruka y Michiru, la pareja de chicas canónica que el doblaje convirtió en una pareja de primas incestuosas. (Pensaba que lo habían borrado, pero no, sigue aquí.) La música y las transformaciones en guerrero luna tomaron forma en mi mente y quise escribir algo sobre un sacrificio y dos chicas enamoradas. Soy muy original.

Le di forma a la idea mientras terminaba mi primera novela larga (de la que ya os he hablado antes) y en la vida real me rompían el corazón a lo largo de varios meses. Como os podéis imaginar, la forma final no es muy buena.

A lo largo de esta serie, destriparé los peores pecados que encuentre en el borrador. He de decir que está mejor redactado de lo que recordaba, pero la historia sigue sin tener sentido, a ratos se vuelve ofensiva y el worldbuilding brilla por su ausencia. Por otro lado, un amigo escribió un fanfic porno usando a los personajes principales, así que me sirvió para experimentar lo que era tener un fandom. No sé. Aún no tengo muy claro si aquel fanfic me terminaba de gustar.

Si queréis seguirme en esta serie de autodestrucción y vergüenza a lo largo de las 122776 palabras que escribí entre el otoño de 2006 y la primavera de 2007, venid conmigo. No os va a gustar, pero tal vez aprendáis un par de cosas.


los centinelas

¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué decidí que la historia era más molona si hacía cosas raras con el tiempo? Os juro que en la relectura me he vuelto loca intentando entender qué pasaba antes de qué, sobre todo porque a veces parece que el texto cambia de tiempo sin previo aviso. No hay ni fechas ni cambios en la narración, ni nada. Sigh.

los centinelas

El prólogo ocupa folio y medio y es totalmente eliminable. Como muchos prólogos, por otro lado. Se limita a narrar cómo Travis está muy cansado (me alegra ver que mi fetichismo por agotar y magullar a los personajes viene de lejos) mientras vigila la Frontera a lomos de su perro gigante, todo es gris, incómodo y al final lo matan. Un enjambre de monstruos ataca el puesto fronterizo y se deja entrever que mueren todos.

Y eso es todo.

¿Por qué esto es eliminable? Porque el primer capítulo empieza casi de la misma manera, en un sitio muy parecido y no necesita el prólogo para nada. En serio. Lo vais a ver.

La acción abre con Blake, la heroína de esta historia, sirviéndose sopa. Está en la Frontera vigilando el Yermo (esto fue antes de jugar al Fallout, ojo) y oh, fatalidad. Parece que llega un monstruo y un montón de secundarios sin interés lo hacen notar.

los centinelas

Hay un chico nuevo (porque siempre hay uno) que permite soltar algo de exposición, pero el resto están ahí para vestir la escena y no nos importan lo más mínimo. No sabemos qué aspecto tienen, ni cuáles son sus sueños, y sus personalidades son totalmente olvidables. Porque no tienen.

Pero hay una pelea, ojo.

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«Luz se apartó a tiempo con reflejos» debe de significar que lo hizo tan bien que se tiñó el pelaje, y me encanta que Theo sea capaz de atacar por un lado y por el frente al mismo tiempo. Las escenas de acción (y las de sexo) pueden resultar confusas de leer, pero aún más si los personajes se teletransportan. Si hace falta, hazte un croquis con Playmobil o con figuras de Lego, ¡pero ten en cuenta siempre dónde está quién!

La lucha termina poco después. El texto explica lo que son los zell (unos bichos que salen del Yermo y matan mucho, básicamente) y luego nos deja esta perla:

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Cuento y paso de mostrar, y además creo una heroína bastante Mary Sue y llena de angst (como todo el mundo en esta novela, por otro lado. Ya he dicho que me tocó en plena adolescencia). No sólo es famosa, divertida y carismática, sino que encima es misteriosa y melancólica. Y se encuentra desgarrada por la soledad. Y así lo digo, por si no se notaba.

*toses incómodas*

Sigamos.

¿Os acordáis de que os había dicho que el prólogo no servía para nada?

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Di puesto avanzado una vez más. Te reto, te reto, te reto dos veces.

Resulta que el *puesto avanzado* que había sido atacado en el prólogo ha caído, Blake es una borde sin motivos y las fuerzas de los Centinelas se preguntan qué está pasando. Este diálogo, además de forzado y ligeramente circular, ya nos explica lo que ha ocurrido con el prólogo. En este capítulo se han conocido y descrito a los zells, se ha explicado con más interés lo que son los Centinelas, ha habido una escena de acción en la que se muestra a qué se dedican estos y nos han contado que Blake es la prota y además sufre por dentro.

¿Veredicto? El prólogo sobra. Como casi todos los prólogos.

Esperad, que empiezan las curvas. Después de que Anton de Lisen (un caballero en un mundo en el que no tengo ni idea de para qué sirven o cómo se forman y se ungen. Pero #medievo) se marche, hay un salto temporal de varios días y un grupo de chicos se encuentra con una mujer herida en un camino. Discuten sobre si deberían robarla, violarla o dejarla en paz (estupendo) y al final deciden llevarla a casa de la bruja del pueblo. Por cierto, la mujer es Blake. *chan chan chan*

La bruja del pueblo, Angela, cura sus heridas (parecen causadas por zell y por humanos al mismo tiempo) y procedemos a conocer a la coprotagonista. Resulta que ella también tiene angst y desamor para parar un tren, y por si no te lo creías te lo cuento en los primeros tres párrafos desde su perspectiva. Pero cuando mira a la protagonista durmiente la encuentra muy hermosa aunque está sucia y herida.

*toses incómodas*

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Por qué era necesario este intercambio es algo que ignoro, pero hay otro salto temporal hacia el pasado que va a permitirnos descubrir por qué Blake ha terminado tirada en una zanja.

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Y aunque Blake dice que si hay magia negra de por medio (maaaagia oscuuuura poderoooosa) ella poco tiene que hacer, Marius la obliga a encargarse del problema. ¿Por qué? Porque si no, no hay trama. Por eso.

Hagamos recuento: Tenemos un prólogo que no hacía falta, un mundo del medievo que no funciona como el medievo, una heroína muy heroica que hace heroicidades (pero está triste), una coprota que no hace heroicidades (pero está triste), la sombra del abuso sexual gratuito, una creación de mundos que no va a llegar muy lejos, diálogos horribles, personajes de cartón y una trama que es así porque yo quiero.

¡En la próxima entrega de esta serie, encontraremos insta-love a tutiplén, un villano con connotaciones racistas, una antiheroína que se parece a Shego, sexo interespecie y más! ¡No os la perdáis!

¡Si tenéis algo que preguntar, no dudéis en comentarlo!

 

10 comentarios

  1. Mallister dice:

    Ojalá esquivase tan elegantemente que me salieran reflejos. Por cierto, lo de mirar atrás y darte cuenta de lo machista que has sido en el pasado me suena mucho… Aunque claro, yo no tengo textos que me lo recuerden.

    Creo que me va a encantar esta serie de artículos. Y por los dioses, lo de los prólogos es una gran verdad.

  2. Zoé dice:

    Piensa sin más que escribir estas historias no tan buenas te sirvió para pulirte. Yo también guardo en el cajón algunas historias infames de mi adolescencia y de los veinte años… pero no los tiro porque me resulta hasta enternecedor ver la persona que era. Y mira que son horribles xD

    • Rocío dice:

      Claro, si es un proceso continuo. Yo he perdido algunos de mis primeros textos por culpa de formateos inesperados y lo lamento mucho, pero esta novela aún existe. Es insoportable, ¡pero se le puede dar uso!

  3. Adella Brac dice:

    xD ¡Qué bueno es poder reirse de uno mismo! 😀
    Mi primera novela era una especie de copia mala de Robinson Crusoe. Todavía la tengo. En algún sitio. Creo.
    Estaré atenta a la próxima entrega del destripe 😉
    Saludos.

  4. Piteas dice:

    Ole. Impresionante el ejercicio de autocritica y humildad. Yo releo lo que acabo de escribir hace 10 minutos y acabo como Rodolfo en los teleñecos.

    Muy grande.

  5. Carla dice:

    Ay, Rocío, me ha encantado. Me he tenido que esconder para leerte porque, claro, la gente te mira mal y cambia de acera cuando te ve riéndote sola.

    Has conseguido que me dé un poco de pena haber tirado todo lo que escribí en la juventud. Te juro que lo creía imposible, jejeje.

    • Rocío dice:

      ¡Encantada de hacerte parecer una loca por la calle!

      La verdad es que, de vez en cuando, leer tus anteriores trabajos es imprescindible para darte cuenta de cuánto has mejorado. Los dibujantes e ilustradores suelen compartir sus antiguos dibujos y una versión de los nuevos para mostrarse a sí mismos y a otros que el talento sin trabajo no vale, y cuánto se puede llegar a mejorar a lo largo del tiempo. Nosotros deberíamos hacer lo mismo.

  6. Laura dice:

    Honestamente me parece mucho mejor que lo que muchos escribíamos a los 16 años ¡Qué fácil era empezar a escribir una novela, e igual de fácil dejarla en el cajón sin acabar! Yo comenzaba por hacer bestiarios, y biblias sobre lugares fantásticos y luego los poblaba poco a poco con personajes (todos con la madurez de una adolescente, claro). Por resultado, tenía un fantástico worldbuilding donde los personajes parecían dedicarse a moverse por ahí, sólo para conocerlo, sin que nada muy emocionante sucediera más que platicar con los árboles y crear guerras que se terminaban en un par de minutos. Lo que nadie nos quita es el placer de haberlo escrito, porque yo no sé tú, pero yo me divertía a chorros escribiendo, así mis personajes no fuesen a ninguna parte ¡Gracias por la entrada!

  7. Puck dice:

    >>Tenemos un prólogo que no hacía falta, un mundo del medievo que no funciona como el medievo, una heroína muy heroica que hace heroicidades (pero está triste), una coprota que no hace heroicidades (pero está triste), la sombra del abuso sexual gratuito, una creación de mundos que no va a llegar muy lejos, diálogos horribles, personajes de cartón y una trama que es así porque yo quiero.<<

    No entiendo el problema con todas esas cosas. La mitad de las novelas que compro tienen varios de esos elementos. Lo único que deberías preguntarte es ¿era divertida? y si no, a meter diversión. :p
    ——————
    Por otro lado, dices que la historia era ofensiva ¿En qué sentido?

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