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El amor que leemos no es amor de verdad

Me ha venido a la cabeza algo que me dijo mi madre sobre mi abuela hace años. «Creció leyendo novelas de amor y cuando se casó y vio que no era eso, se desilusionó muchísimo». Esto me hace recordar el punto 20 del último artículo de Gabriella Campbell (que si no has leído te recomiendo porque es estupendo):

El amor que leemos no es amor de verdad

Parece una tontería tener que recordar que el amor que leemos y vemos por televisión no suele ser de verdad, pero es necesario. Muy necesario. Ya sabéis que pienso que la ficción moldea la realidad y la realidad moldea la ficción, así que consumir una idea hasta que sea asimilada por el imaginario popular puede ser beneficioso o perjudicial. Puede ayudar a que veamos la diversidad como algo natural, por ejemplo, o puede romantizar relaciones abusivas hasta el punto en que las niñas de catorce años vean normal que su novio las controle porque Hardin esto o aquello.

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«Para demostrar mi amor por ti, me he descoyuntado las cervicales.»

El fenómeno del amor romántico en ficción no es nuevo. Existen poemas milenarios que hablan de pasión, de enamoramiento y de tragedia. En el #medievo, el amor cortés ponía normas al cortejo entre un ardiente caballero y una dama virtuosa, y no faltan romances de ese tipo en la literatura de la época. Todo el mundo conocía la idea del amor, pero la mayor parte de la gente estaba demasiado ocupada sobreviviendo como para perseguir sueños románticos. Hasta hace no mucho tiempo, si te casabas era porque había un embarazo de por medio o porque la persona que te cortejaba tenía posibles. Y porque era lo que había que hacer si eras mujer y no tenías dónde caerte muerta, o si eras hombre y necesitabas que alguien heredase tus propiedades.

Pero, en la actualidad y en el mundo occidental, se ve muy raro que alguien se case exclusivamente por dinero. Nos gusta pretender que las parejas se unen por el amor que comparten (aunque eso, la verdad, habría que verlo), y en torno al romanticismo (y con esto me refiero a lo que envuelve la idea del amor romántico) se ha construido una industria y una maquinaria social que empuja y admite pérdidas de identidad, control, celos y un montón de cosas feas.

Los tópicos son innumerables: el amor todo lo puede, el amor cura, el amor es para siempre, mientras haya amor todo está bien, quien te ama te hará llorar, amor significa no tener que decir lo siento…

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«Y esto para nada se nos va a volver en contra, cariño.»

 

Crecemos alimentados por esas ideas. Al ponerlas en práctica, salimos escaldados por sus efectos. No sólo tenemos que lidiar con la frustración y la sensación de fracaso si nuestra historia de amor no funciona (nota: las historias de amor casi nunca funcionan para siempre), sino que esos tópicos alimentan directamente las estructuras de violencia de todo tipo que se dan en las relaciones de pareja. ¿A quién se le ocurrió decir que quien te ama te hará llorar, o que amar es no decir lo siento? ¿Estamos locos? ¿Acaso eso funcionaría en una relación de amistad?

También es muy común el insta-love. La pareja se conoce y al instante sabe que están predestinados, y arriesgarán todo su mundo y su vida por alguien cuyo color favorito ni conocen. A no ser que haya una muy buena razón para ello (como en mi relato La promesa, que me voy por la unión animal y las feromonas del celo), suele quedar irreal.

Vale, ¿y ahora qué?

Pues vamos a no… hacerlo. Vamos a no escribir eso. O al menos vamos a intentarlo, que nunca es fácil. Ya hablé anteriormente sobre mi manera de crear relaciones románticas realistas, y sobre la manera de identificar si la pareja que retratamos tiene una relación tóxica, pero le podemos dar más vueltas.

Venga, que os doy ejemplos chulos:

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¿Quién demonios es esta tía que sale en la portada? Sigo sin saberlo.

En Fire Logic, de Laurie J. Marks, las dos protagonistas entablan una relación de amistad desde el principio. Una de ellas es adicta a una droga que necesita para vivir, lo que anula casi por completo su tacto. Hacia el final del libro su relación toma un tinte romántico, pero mientras Karis no se libre de su adicción no pueden ni quieren estar juntas. Entonces, Karis lo consigue. Es un proceso muy largo y doloroso, pero al final se libera de ella. Y sí, entonces se juntan. La inspiración y el apoyo no son curativos en sí mismos. Es Karis quien consigue mejorar gracias a su fuerza de voluntad. ¿Lo habría hecho sin una motivación tan fuerte y sin el apoyo de su amiga? Probablemente no. Pero eso no significa que Zanja besase a Karis hasta que ya estuviera mejor.

Dice Cuervo Fúnebre que «Ciena Ree y Thane Kyrell de Lost stars, de Claudia Gray, se conocen con 8 años y se hacen amigos apoyándose en todo y no es hasta los… ¿19? que comienzan a salir juntos. No hay celos ni mierdas de esas. Es un amor bonito que trasciende la guerra que ocurre en la galaxia.»

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«Ja ja, los animorphs, qué graciosos.» Sí, espera, que verás…

 

Rethis me ha recordado el caso de Cassie y Jake, de la saga Animorphs. Los dos tienen una relación especial desde el principio y se intuye que están enamorados aunque quizá no hayan iniciado nada formal. Sin embargo, conforme avanza la trama y Jake se vuelve cada vez más despiadado, Cassie (que siempre ha sido la más compasiva de los Animorphs) le deja. En el último libro ha empezado una relación con otro chico más calmado. Es un ejemplo perfecto de cómo puede evolucionar una pareja a lo largo del tiempo y cómo los eventos pueden cambiar a los que la componen, haciéndolos incompatibles. Y bien por Cassie, que prefiere no salir con un criminal de guerra.

Dice Dikana que en Mundo de Tinta, de Cornelia Funke, «Hay dos matrimonios que pasan diez años separados por cuestiones de la trama y se siguen queriendo, pero también intentan rehacer sus vidas saliendo con otras personas y es todo muy natural. La prota adolescente se enamora de uno de los compañeros de aventura y tienen un mini romance, pero conforme la historia avanza se da cuenta de que la cosa no funciona y rompen sin más y quedan bien.»

El objetivo es darle más dimensión a la relación romántica y desechar tópicos que no sólo no enriquecen la pareja, sino que le dan una pátina de artificialidad que no necesita, y refuerzan ideas caducas en el mejor caso y peligrosas en el peor. Pensad en mi pobre abuela.

9 comentarios

  1. Avalon dice:

    Recientemente encontré mis diarios de cuando era adolescente, y da miedo lo desesperada que estaba por enamorarme. No por el hecho en sí, si no por la firme creencia de que tener pareja arreglaría todos mis problemas. Bronca con mis padres? Mi novio me apoyaría y ayudaría. Problemas en clase? Mi novio me ayudaría a estudiar. Problemas con los compañeros del instituto? mi novio me vendría a buscar y me protegería. Lo veo ahora, y realmente no quería un novio, quería un guardaespaldas.

    Pero la yo de 14 años que devoraba dos libros o más al día, creía que eso era una relación normal. Y las novelas románticas no son las únicas culpables (no leía tantas de estas, ya que mi madre de aquellas las desperciaba y yo no iba en contra de ella ni de coña), las de fantasía también son bastante terribles en ese aspecto.

  2. Estelwen dice:

    Entonces, ¿qué es el amor? ¿Nos juntamos si nos conviene, tenemos sexo consensuado y lo pasamos bien juntos, y poco más? Y eso si hablamos de amor de pareja, porque hay muchos tipos de amor.
    Para mí el amor no es eso. Es cierto que hay relaciones tóxicas (cuando alguno de los miembros de la pareja es un celoso patológico, un controlador, un manipulador emocional…), pero eso no significa que el apego, la necesidad o el sacrificio por la persona querida sean patológicos. De hecho, son inherentes al ser humano, y tratar de negarlos es negar nuestra propia naturaleza.
    Las madres hacen auténticos sacrificios y auténticas renuncias por sus hijos. Es normal y natural que si tu pareja empieza a salir a solas con un «mejor amigo» del sexo opuesto (o del propio sexo, si eres homosexual), tú te mosquees y sientas la relación en peligro. Una persona puede llegar a sentirse realmente deprimida y perder las ganas de vivir si pierde a sus padres o a sus hermanos. ¿Son acaso actitudes patológicas todas ellas? Los seres humanos estamos hechos para depender unos de otros y establecer vínculos emocionales poderosos, con todo lo bueno y lo malo que eso conlleva.
    Respecto a los ejemplos literarios, definitivamente no me parece «muy natural» que dos matrimonios, por muy separados físicamente que estén, salgan con otras personas si supuestamente se siguen queriendo. O se siguen queriendo y se mantienen fieles o pasan página y se van con otras personas, pero las dos cosas a la vez me parece imposible. Y lo de las relaciones que empiezan bien pero luego se terminan… pues sí, es verdad, esas cosas ocurren. Pero, ¿qué gracia tiene leerlas? El tipico rollo que empieza bien pero acaba mal no suele generar demasiado interés; para mí es como si leyera una historia donde el protagonista se levanta, hace la cama, se va a trabajar, y de repente se le acerca un anciano vestido de negro… que le pregunta la hora, da las gracias y nuestro héroe sigue su camino al trabajo son más. Sí, pasa en la vida real, pero ¿qué gracia tiene?
    Por cierto, gracias por la entrada, la verdad es que aunque no esté muy de acuerdo con ella, me ha hecho plantearme cuestiones bastante interesantes que no me había preocupado por poner en palabras hasta ahora 🙂

    • Rocío dice:

      No me extraña nada que tengas esta opinión porque en otra de mis entradas también dijiste algo parecido. Lo respeto, pero ya ves que no lo comparto. Los procesos físicoquímicos son normales. La inseguridad es normal. Los celos son normales. La pérdida de las ganas de vivir son normales en según qué casos. Pero, ¿son buenos? ¿Nos hacen más felices? Yo he tenido (y tengo) problemas de dependencia, pero entiendo que no es una situación ideal y que debo construirme otros sistemas de apoyo porque no puedo apostar por que mi pareja vaya a estar conmigo para siempre. Que sería lo ideal, claro, y a mí me encantaría, pero, ¿y si se va, qué? ¿Me muero? La yo feliz del presente no quiere morirse en uno de esos futuros potenciales, así que intento evitar esa posibilidad. Y eso no quiere decir que quiera menos a mi pareja, ni mucho menos. Quiere decir que me quiero mucho a mí misma.

      ¿Por qué no iba a ser natural que dos personas enamoradas entre sí salgan con otras personas? Si yo no puedo estar con mi pareja en mucho tiempo, ¿de qué sirve que nos sintamos solas, necesitemos contacto humano, o nos sintamos mal por sentirnos atraídas por otras personas? Claro que yo pienso que una persona puede estar enamorada independientemente de varias personas y para mí es natural. Pero entiendo que eso depende de la visión de cada uno.

      ¿De qué sirve contar una historia de amor que acaba mal? Bueno, ¿de qué sirve contar una historia en la que al final el protagonista se muere? Que no acabe con final feliz no significa que el final no sea emotivo, y me parece que decir adiós a una relación tiene una tristeza bella que, si se escribe bien, puede quedar muchísimo más bonita e interesante que el enésimo chico conoce chica.

      Y no sé qué es el amor. Lo que sé es lo que no quiero que me hagan pensar que es.

      • milagros dice:

        Hay una canción hermosisima de Gustavo Cerati que dice «decir adiós también es crecer» Creo que la magia del Amor reside en eso que somos capaces de hacer para mejorar como personas. .. eso implica necesariamente saber cuando parar y alejarse. Aunque cueste.El fantasy está lleno del Amor ique me irrita jaja pero cada tanto todos necesitamos una novela melosa de Amor increíbledonde el caballero enfrenta al dragon para casarse con la princesa que no conoce (?) Jajaja

  3. Un artículo genial, Rocío.
    Hay gente que sigue pensando que las cosas deben ser como en los libros, como en las películas. Que todo fluye mágicamente, que los problemas se afrontan con un beso y el poder del amor es capaz de romper todas las barreras. Pero no es así. Afortunadamente.
    El amor hay que trabajarlo. Es una pelea constante. No entre las dos personas (o quienes sean) que lo conformen, sino entre ambas y las situaciones que surjan. Porque no estarán de acuerdo en todo, porque habrá momentos en lo que no todo sea tan fácil. Porque querer a alguien no es la solución a todo. Hay que currárselo, hablar los problemas… Cosas que normalmente no se reflejan en los libros.
    A ver si poco a poco van cambiando también las cosas en este sentido.

  4. Me ha gustado mucho el articulo y me encanta leer un libro con relaciones realistas. Esto dicho, a veces apetece leer algo en el que el amor lo supera todo, creo que porque ayuda a sobrellevar la estupidez humana en la que vivimos en este mundo, :p

    • Rocío dice:

      Bueno, ¡es que a veces el amor sí que lo supera todo! Ponernos cínicos y pensar que todas las parejas están destinadas al fracaso no sería realista. Pero nunca es fácil, y el amor no basta. Hay que poner voluntad, diálogo y entendimiento por ambas partes, y esas son las cosas que no siempre se enseñan.

  5. Rita dice:

    Creo que el problema es que la gente no sabe qué es el amor. Como bien dices, Rocío, no es lo que nos enseñan en los libros (películas y demás). Al principio, hay un enamoramiento y, más adelante, el amor va evolucionando, por decirlo de alguna manera.
    El amor va más allá de carantoñas y palabras bonitas. En el amor hay cosas que gustan y cosas que no gustan. El amor es convivencia; soportar al otro incluso en lo que no te gusta. Y, lo más importante y que creo que mucha gente no entiende: el amor es dar la vida por el otro (en cualquier tipo de amor).
    ¿Qué quiere decir esto? No tienes que salvarle del villano que quiere hacerle daño. Es tan sencillo como el día a día. Hacer por esa persona algo que no te apetece ni a ti ni a ella. Y no digo hacer algo que no veas bien moralmente o vaya en contra de tu ideología. Es tan sencillo (e, irónicamente, tan difícil) como salir de tu comodidad y tu pereza y hacer algo que, simplemente, no te apetezca: ir con ella a una cena de trabajo a la que no te apetece nada en absoluto ir; fregar los platos por ella; cambiarle el pañal a tu hijo… Parece absurdo y a simple vista sencillo de hacer. Pero haz esto todos los días, algo que no quieres hacer; antepon sus necesidades (incluso sus deseos, apetencias…) a las tuyas. Al final, acabas cansado y no es tan fácil como parecía.
    Esto es algo de dos. Y para que funcione ambos tienen que anteponer al otro a sí mismo. Pero la sociedad de hoy nos ha metido en la cabeza que lo correcto es mirarse el ombligo y que el otro se busque las habichuelas; que lo importante somos nosotros y que al otro le zurzan; que si para conseguir lo que quiero tengo que llevarme a alguien por delante y pisotearlo, adelante; que si se me atraviesa alguien o se interpone en mi camino, le dé una patada.
    No creo que las cosas deban ser así.
    Creo que el amor es mucho más de lo que quieren hacernos creer. Porque el amor es real y para siempre. Pero claro, con la persona correcta y sabiendo que no es un camino de rosas y que hay que aguantar cosas que no nos gustan y no estar con una persona que sólo tiene algo que nos gusta, sino también cosas que nos desagradan. Tu pareja, tu marido, tu esposa… es una persona (no superman y la perfección en persona, porque eso no existe); con sus virtudes, pero también con sus defectos. No se puede tratar a las personas como objetos y cambiarlas a la primera de cambio porque nos hemos dado cuenta de que no es perfecta esa persona con la que estamos o no es lo que creíamos o queríamos. Te va a pasar con todo el mundo y al final vas a acabar pensando precisamente eso: que el amor no existe.
    Pero no es así, lo que no existe es superman. En toda la tierra no existe ni una sola persona perfecta que sea exactamente como tú quieres. Eso sólo existe en los libtos y las películas.
    En la vida real somos personas, no el ideal de otra persona.

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