En el primer borrador, cuando Bahuer recogía el strap-on del suelo hacía la tan esperada como innecesaria broma sobre si Kerr quería probar a tener polla. Lo eliminé sin piedad en la revisión. Ya sabemos que Bahuer es imbécil y los clichés no aportaban nada. Me parecía más gracioso que mencionara la falta de cuidado sobre la higiene del cacharro (algo en lo que Kerr, sinceramente, debería trabajar).

En este punto, Kerr descubre que Kirsten le ha mentido sobre el informe médico de Rurik y no entiende por qué. ¿Recordáis la parte en la que a todo el mundo le cae bien Kirsten y es uno de los personajes más adorados de la serie? Bueno. Resulta que también tiene defectos, y son peores que gastarse un dineral en figuritas de merchandising. ¡Quién lo iba a decir! (Este comentario lo dejamos para más adelante, mejor).

Dektor, el novio de Kirsten, es un alienígena muy feo. La verdad es que los alienígenas tienen que ser feos. Y poco humanos. Y raros. Nos hemos acostumbrado a que sean gente con la piel de colores y una pizca de látex en la cara porque nos encanta fantasear con tirárnoslos (véase Mass Effect), pero es improbable que nos sean atractivos a un nivel estético y sexual. En eso le doy la razón a Kerr, aunque sea una especista de mierda.

Sin embargo, estoy convencida de que tan pronto realicemos el primer contacto surgirán las fantasías y las películas porno con alienígenas. Es algo humano. Por eso, uno de los estereotipos que tienen el resto de especies hacia los humanos es que somos unos pervertidos. Kerr les daría la razón.