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Preparación para el NaNoWriMo

Se acerca octubre, lo que quiere decir que se acerca noviembre. Y con noviembre se acerca una de las cosas que más me gustan en la vida: el NaNoWriMo.

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Si escribes y sueles rondar por entornos literarios (sobre todo bilingües), probablemente hayas oído hablar de ello y sepas de qué trata. Si no, me parece que la idea te va a encantar y a horrorizar al mismo tiempo.

Conocí el NaNoWriMo en 2007 porque kakumei-no-tomoshibi me habló de ello. En aquellos tiempos era mucho más decidida y más loca, y el desafío me pareció estupendo. Participé todos los años excepto el pasado, y gané la mitad. De todos mis intentos, solo una novela merece la pena. Pero todos los intentos la merecían, en realidad.

¿Cuál es el desafío? Escribir una novela de 50.000 palabras en los 30 días que dura noviembre. Para llegar necesitas, al menos, escribir 1667 palabras cada día, aunque los que lo hemos hecho una vez sabemos que nunca se lleva ese ritmo. Generalmente, como en todas las novelas, empiezas con muchísimo ímpetu y la historia fluye de maravilla. Luego empiezas a notar los primeros baches y agujeros de trama, los personajes se te van de las manos y, de pronto, te paras. Y el resto es sangre, sudor y lágrimas.

¿Qué pasa si llegas a las 50k? Que ganas. ¿Qué ganas? Nada. Mucho. A partir del año en que comencé, se daba a los ganadores la oportunidad de imprimir su novela gratis mediante Lulu, pero en mi opinión no sirve de nada si vives en España. Además, ¿para eso escribes, para imprimirlo y guardarlo en tu estantería? Nah.

Lo que ganas es haber escrito, ni más ni menos. Un borrador (o el inicio de uno) sobre el que puedes trabajar que solo te ha costado 30 días y que de otra manera no existiría. Es el pistoletazo de salida, el deadline que pesa sobre tu cabeza y que te susurra: escribe, perra, escribe. Y a mí me funciona de lujo.

Maneras de hacer el NaNo hay muchas. Casi siempre he sido de brújula (y ya explicaré qué es) y me he tirado a la aventura en todos mis proyectos. Este año quiero ser de mapas. Para ello, dedicaré octubre para preparar la novela que escribiré en noviembre. Lo bueno de esto es que podré explicaros el proceso para ayudar a aquellos que aún no tengan claro cómo se escribe una novela. Lo malo es que voy a tener que esforzarme muchísimo más que otras veces, pero espero que para un resultado mejor y más limpio.

Hago un llamamiento a mis lectores para que se planteen el NaNo y sigan el mismo viaje que yo. No hay mejor manera de escribir que con compañeros. ¿Qué me decís? ¿Os apuntáis?