Cómo escribir una novela (I)

¡Aquí está la temida explicación del temido proceso! Bueno, la explicación de un proceso. Mi proceso. Lo que quiere decir que lo que yo hago puede ser completamente distinto de lo que hacéis vosotros, que podéis estar en desacuerdo conmigo tanto como queráis y que no creo poseer la verdad absoluta. Al final, no es más que lo que he aprendido a través de mis experiencias, que son personales e intransferibles. Vosotros tendréis viajes distintos, sin duda.

Lo primero y más importante es elegir la idea.

La mente de los escritores es como un tambor de lavadora lleno de piedras. Hay mucho ruido, muchos golpes y mucha violencia. Es una lata. Lo bueno es que tanto choque de piedras da lugar a chispas. Cuántas y cuándo depende de lo mucho que se mueva el tambor, pero es innegable que llegar, llegan. Algunas chispas son insignificantes y se pierden, otras parecen prometedoras pero se apagan. Las importantes son las que podemos alimentar con algo de yesca para dar lugar a un fuego.

Las chispas… bueno, las ideas, son algo estupendo que tener. Estar inspirado es magnífico, porque el tambor se mueve sin parar y no salen más que imágenes, párrafos, pedazos de diálogos, posibles medios, posibles finales. Lo malo es que hay que saber alimentar esas inspiraciones en bruto para que den lugar a algo.

Musa Oglaf

Algunas ideas es mejor dejarlas cocer a fuego lento para que vayan desarrollándose a lo largo del tiempo, en ocasiones años. Otras te asaltan y te obligan a trabajar en ellas sin parar hasta que te abandonan. Es muy importante apuntarlas todas, pero no siempre se puede trabajar ellas.

A la hora de planificar una novela, es vital escoger bien la idea. Empezar una historia es como estar enamorado: todo es maravilloso y nuevo, el corazón te va a mil por hora y no puedes dejar de pensar en ella. Estás a punto de pedir en matrimonio a alguien a quien apenas conoces, lo que no es moco de pavo. ¿Después de un año de relación vas a quererle igual? Tienes que ser capaz de enfriar la cabeza y mirar a tu idea y, de alguna manera, averiguar si cuando llegue la etapa de los pedos en la cama va a seguir siendo una pareja adecuada para ti. Cuando descubras que ronca o que no levanta la tapa del retrete, ¿qué va a pasar con ese enamoramiento?

Traducido a términos literarios: cuando te topes con un medio minado de agujeros de trama, cuando tu protagonista no tenga personalidad, cuando no tengas ni idea de cómo llegar al clímax, ¿vas a querer pelear las veinte o treinta mil palabras que te queden? ¿Vas a estar dispuesta a editar una o dos o tres veces el mismo borrador? ¿Vas a volver después de jurar que tu historia es basura y que esto ha terminado?

Si la idea aún merece la pena en el punto más bajo, elígela. Si ves un potencial inusitado, si sabes que esta es la buena, si te conoces suficiente para ser capaz de continuar a pesar de los malos momentos, adelante.

El NaNoWriMo es un proyecto ideal para saber si las ideas van a ser aventuras fugaces o matrimonios bien avenidos. Tienes 30 días para descubrirlo. Pero si vas a optar por otro método, piénsatelo bien. Escribir una novela es un proceso que dura años.

2 comentarios

  1. Cano dice:

    Son palabras sabias. Yo empecé mi historia como meh, a ver qué pasa. Al poco me enamoré, y sigo enamorado de esa historia, aún con sus fallos y agujeros, y sabiendo que va a hacerme daño. A lo único que le temo es a la palabra FIN.

    Por otro lado, que esté enamorado de mi historia no significa que no tenga otras formándose en mi cabeza al mismo tiempo 🙂

Comentarios cerrados.