Cómo estructurar la trama de una novela

Muy rápida voy yo explicando cómo escribir una novela, ¿no? Os he dicho que tenéis que resumirla y pensarla y distribuirla en capítulos… y no os he explicado qué es ni cómo funciona.

Que conste antes de nada que yo soy una escritora muy “de oído”. Aunque conozco la teoría, porque la he estudiado tanto en clase como en libros de técnica, al final acabo estructurando mis tramas siguiendo mi instinto. Al igual que todos tenemos un cierto sentido de la corrección audiovisual porque nos hemos pasado toda la vida viendo cine y televisión, somos capaces de intuir cuándo una historia falla o le falta algo, porque amamos la ficción. Así pues, es muy posible que todo lo que voy a contarte ahora te suene y sepas aplicarlo correctamente, aunque no te expliques el por qué.

Presentación, nudo y desenlace… o algo así.

Nos han enseñado desde pequeños el esquema clásico: presentación, nudo, desenlace. No está errado: todas las historias completas lo tienen. ¡Hasta los chistes! Sí que es cierto que las novelas tienen una estructura un poco más sofisticada. A eso vamos.

estructura de la trama

En realidad se parece un poco más a esto. via Rewindfestival

Todo empieza

La primera parte es exposición. Le enseñamos al lector cuándo y dónde ocurren los hechos, y a quién. Construimos un panorama de normalidad, de lo esperable, y no tiene por qué ser plácido. Si contamos la historia de un mendigo, su presente será tan difícil y desesperante como imaginemos… pero es su normalidad. Y todo giro que le demos a ese presente avanzará la historia hacia su nudo, y el personaje hacia un cambio.

Se suele decir que hay que empezar la historia lo más tarde posible y con tensión, y estoy de acuerdo. En Elantris, de Brandon Sanderson, recibimos algo de información vital en el prólogo: Elantris fue una ciudad de poder y majestuosidad, pero ya no. No nos explica por qué, ni narra la caída de la monarquía arelena o el ascenso al poder del rey Iadon. Eso ya lo veremos más adelante. Lo importante es que Raoden, el príncipe heredero, se despierta maldito y es exiliado a Elantris. Desde la ciudad maldita podemos ser testigos del status quo en preparación para los cambios que están por venir.

El primer giro (empieza el nudo)

Algo ocurre que destruye lo que el personaje principal considera la normalidad. Atisbamos parte del objetivo final de la trama y los obstáculos para conseguirlo. A partir de este momento, el status quo se ha roto y el personaje está en peligro. No tiene por qué ser una amenaza a su vida, pero sí a su integridad, a las cosas que ama, a su posición social… Puede que en la exposición el personaje nos haya caído bien, pero a partir de este momento tiene que preocuparnos.

En Los Juegos del hambre, de Suzanne Collins, la normalidad de la vida de Katniss vuela por los aires cuando se presta voluntaria a participar en una competición asesina para salvar a su hermana. A partir de este momento se encuentra en peligro mortal (dado que en los Juegos es posible que muera). Pero también sus seres queridos están en peligro (si ella muere, ¿podrán sobrevivir sin sus habilidades de caza? Si no sigue las normas de los Juegos, ¿lo pagará su familia?), así como su integridad moral (¿se convertirá en una asesina sanguinaria para sobrevivir?).

Intentos y caídas

Todo lo que sigue es un camino ascendente en tensión y riesgo en pos del clímax. La acción y la tensión deben ser cada vez más intensas. La trama necesita inercia (en este caso, una inercia inversa) porque se detiene en los puntos bajos. ¡No dejes de subir la cuesta!  El personaje trata de conseguir su objetivo, pero cada vez que lo intenta falla y cae. Cada caída tiene consecuencias y se pierde algo (compañeros, esperanzas, salud…), pero a la vez se despejan incógnitas que le permiten continuar adelante. Estas pequeñas victorias no son el objetivo, pero permitirán al personaje no perderlo todo además de darle un pequeño respiro. Es en estos momentos de reflexión en los que el personaje saborea la cercanía del objetivo y se da ánimos para luchar.

En Harry Potter y las reliquias de la muerte, de J.K. Rowling, el trío protagonista viaja por la Inglaterra en guerra buscando los horrorcruxes de Lord Voldemort. Aunque los van encontrando y destruyendo, el precio por hacerlo es las vidas de sus amigos, la erosión de su amistad, sus esperanzas y su salud.

Momento negro

La última caída es brutal. El objetivo parece más lejos que nunca, el antagonista más fuerte y todo está perdido. Aquí se ven las consecuencias del fracaso y lo que ocurrirá si el personaje deja de pelear. Pero el protagonista reúne sus últimas fuerzas y tiene el último enfrentamiento, lo que desencadena el clímax.

El clímax necesita FUEGOS ARTIFICIALES. Hasta ahora has ido tendiendo las mechas de los cohetes y los petardos ordenadamente y es el momento de prenderles fuego y ver la explosión. Toda la tensión acumulada se hace insoportable y estalla. Las apuestas están hechas y la ruleta gira. ¿Ganarán los personajes, o perderán?

En Juego de tronos, de George Martin, el clímax se desarrolla a la vez en varias de sus tramas. Por un lado tenemos a Ned, que accede a confesar su “traición” para vestir el negro frente a toda la ciudad y en su lugar es decapitado. Jon lucha contra un no-muerto y se salva a sí mismo y a su señor. Dany, tras perder a su marido, su hijo y su posición, hace eclosionar los huevos de dragón en su pira funeraria…

Consecuencias

La tensión comienza a decrecer. Las elecciones tomadas en el clímax provocan reacciones. Los personajes sufren las consecuencias y poco a poco regresan al estado de normalidad inicial. Pero esta normalidad nunca será la misma: los eventos anteriores les han cambiado para siempre y ahora son personas distintas. Incluso aunque el mundo vuelva a ser el mismo, ellos jamás lo serán.

No es necesario que el desenlace se alargue más de lo debido. La trama debe perder inercia y alargarse lo que permita a los personajes experimentar su nuevo status quo, pero no hasta el punto de contar sus vidas venideras. El lector debe tener una idea de lo que queda por delante, pero sin aburrirse.

En El Señor de los Anillos, de JR Tolkien, los hobbits regresan a la Comarca, lo que tanto deseaban desde el principio. Pero la vida ya no es tan plácida como antes; las experiencias vividas hacen que se sientan alienados entre sus iguales. Tanto, que Frodo necesita marcharse hacia el Oeste con los elfos, pues sus experiencias son incompatibles con las de sus vecinos.

Variantes

…hay muchas.

De hecho, probablemente hayáis querido cambiar algo de lo que he dicho arriba. Se habla de puntos de giro, del Camino del Héroe, de cruzar umbrales y el punto de no retorno… Pero, como ya he dicho, yo escribo de oído. Mi manera de estructurar la trama es instintiva y trato de probar lo que se me ocurre y arreglar lo que no funciona.

Os animo a que destripéis cuatro o cinco libros y señaléis las partes importantes. Así descubriréis cuál es el motor de las novelas y podréis aplicarlo a las vuestras.

5 comentarios

  1. Dalila dice:

    Mira que ya conocía los tres puntos de estructura (¿quién no los conoce, si te los meten por activa y por pasiva desde niño?), pero mientras más los leo, más me cuesta visualizarlos en mi historia. No me preocupa porque no deja de ser un primer borrador al que le faltan reconstruir los cimientos y las posteriores capas de pintura, pero me parece complicado escribir 500 páginas de word ascendentes en una novela cuyo ritmo es lento de por sí…

    Lo que está claro es que tiene que ser así, como bien has explicado, ¡así que así será!

    Muy buen post 😉

  2. bufalo1973 dice:

    Sobre lo de no alargar la historia para no mostrar las vidas después del final de la historia principal, hay algo que leí en su momento sobre un contraejemplo: Canción de Hielo y Fuego se puede considerar, si se mira desde cierto punto de vista, como lo que pasa después del «vivieron felices y comieron perdices». Después de todo, hay una historia anterior en la que hay un malo (el rey loco) al que se oponen los héroes (Ned y Robert), durante la que pierden a seres queridos (Leanna) pero terminan venciendo. Vendría a ser un «¿de verdad te creías que vivieron felices para siempre?»

    Y posiblemente a la saga de Harry Potter se le podría aplicar el mismo punto de vista (malo, héroes, pérdidas y victoria). De hecho, J.K. Rowling podría sacar toda la saga de lo que ocurrió en el primer enfrentamiento con Voldemort y sería otra historia completa, creo.

    • Rocío dice:

      Todas las historias vienen de un final de ciclo previo, pero el deber del autor es saber dónde acaba ese final y dónde empieza la historia que quieres contar. Si deseas encadenar una y otra, tienes que o bien plantearte una saga o una serie. Pero si Martin decidió no narrar la rebelión de Robert y centrarse en los niños Stark es por una buena razón.

  3. Soraya dice:

    Me encantó!!! hace dos años leí el viaje del escritor pero me costó bastante ponerlo en práctica y tú lo haz explicado con mayor claridad, gracias por eso… Lo que si quisiera hacerte una pregunta, si tengo una novela donde no hay un sólo protagonista, deberé pensar estos puntos por cada personaje y que se unan en el climax?

    • Rocío dice:

      Cada uno de esos protagonistas debería poner su granito de arena en la resolución de la trama global y hacer su parte en el clímax y vivir la resolución. Si cada protagonista está separado por el espacio y tiene su propia trama, aunque en ocasiones se impacten entre sí (como puede ser Juego de Tronos), los clímax de cada trama deberían suceder a la vez (aunque en capítulos consecutivos, si es el caso). Aunque claro, todo depende de la estructura de tiempo que estés usando.

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