Parece que este mes me he puesto egocéntrica. Si ya hablé de las cosas que me interesaban y las que me echaban para atrás, hoy me toca ponerme picajosa con el worldbuilding. Si os gusta la creación de mundos fantásticos, no puedo hacer más que animaros a que os paséis por el blog de Alister Mairon, que es un hacha del tema. En este artículo voy a comentar algunas de las cosas que más me llaman la atención de los mundos fantásticos y que mejor me dan a entender que el autor sabe lo que está haciendo a la hora de crear su ambientación.
Como ya os he dicho, este artículo no es más que un «Pide por esa boca, Rocío». Seguro que a vosotros os fascinan otros puntos del worldbuilding. ¡Comentadme cuáles más abajo!
1 – Adecuación del lenguaje al mundo
Tal vez esto parezca una tontería, pero seguro que en el mundo que has creado no se habla español. Vale, quizá en un pequeño porcentaje de mundos esto sea posible (el de 7º Mar, por ejemplo, aunque el modo en que destrozaban el castellano aún me escuece), pero por lo general no va a ser así. Si no hablan español, ¿por qué usan expresiones castizas?
Este punto se me ha ocurrido mientras leía Sueños de Piedra, de Iria G. Parente y Selene M. Pascual. En un punto, Lynne menciona que le va a «cantar las cuarenta o las cincuenta» a alguien. No he podido fruncir el ceño. La expresion es comprensible y no esta mal utilizada, pero… ¿juegan al tute en Marabilia? Porque «cantar las cuarenta» es una expresión que viene de ese juego, y que sin esa base cultural no tiene sentido. Nosotros no pensamos en ello porque está integrada en nuestro lenguaje coloquial, igual que «irse por los cerros de Úbeda» o «poner cara de póker». Pero si en el mundo no existe Úbeda y no se juega al póker, esas expresiones chirrían. O al menos me chirrían a mí. Si seguís mi blog, os habréis dado cuenta de que soy un poco insufrible.
Por otro lado, Sanderson adecúa sus expresiones al mundo «¡Lord Legislador!» «¡Herrumbre y ruina!». Sapkowski lo intenta con Poviss «¡Vete a Poviss!», aunque no recuerdo que ningún personaje lo utilice. El narrador nos explica cosas sobre la región y cómo se convirtió en sinónimo de lugar lejano y poco cómodo (hasta su explosión cultural).
Para mí, esta adecuación es sinónimo del mimo del autor a la hora de plantear su mundo. Es uno de los modos en los que el worldbuilding transpira de manera orgánica a través de los personajes. Las palabras malsonantes, las expresiones de deseo, las frases hechas… Son todo ladrillos que puedes y deberías utilizar en la creación de tu mundo.
A esto se le suma la variedad de idiomas, acentos y expresiones. Es muy fácil hablar de «lengua común» y tirar millas, pero si de verdad quieres que adore tu mundo, te apoyarás en el modo en que funcionan los lenguajes en la vida real. Me explico:
La «lengua común» es muy útil para que la gente se comunique en una gran franja de territorio. En la vida real, esto se llama «lengua franca», y depende de los movimientos sociopolíticos. En el mundo europeo antiguo, la lengua franca era el griego. En la Edad Moderna, lo era el francés (de ahí lengua franca). Y, en la actualidad, lo es el inglés. (Por supuesto, esto es una simplificación muy bestia para que entendáis el concepto). Algunos territorios aprenden la lengua franca como lengua materna, pero el resto tiene que convertirse en bilingüe si desea comunicarse con extranjeros. ¿Hay una lengua franca en tu mundo? ¿Por qué? Piensa.
Por otro lado, están las lenguas que se corrompen y cambian, y se convierten en otras. En Europa tenemos el claro ejemplo del latín. Como consecuencia de un imperio que controló gran parte del territorio mediterráneo, las lenguas que hoy se hablan en muchos países se parecen, a veces hasta el punto de que dos hablantes pueden entenderse en idiomas diferentes si prestan atención (español y portugués, por ejemplo, o español y catalán). El ejemplo fantástico lo tenemos en el Essos de George Martin: el antiguo imperio valyrio dominó gran parte del continente. Las ciudades libres hablan valyrio o una versión evolucionada del mismo, cada una con sus variantes propias. El braavosi, por su origen multicultural, es el más diferente.
Evidentemente, no vamos a escribir en una lengua nueva. Por mucho que queramos recrear el idioma de otro mundo, seguimos utilizando el español (o el inglés, o el gallego, o lo que quiera que uséis vosotros) para expresarnos. Pero sí que podemos estar atentos por si se nos cuela algo que no debería, ¿no?
2 – Corrupción de costumbres y creencias
Leí en este post de Malvael que en Idhún la religión es así y así se queda, y me di cuenta de cuánto me gusta que en el worldbuilding haya cismas y corrupciones de todo tipo. Es lo que pasa en el mundo real. Resulta increíblemente difícil mantener una creencia o tradición intacta durante mucho tiempo. A medida que se extiende, la gente le añade variaciones. Quizás haya quien ponga en duda la creencia y se monte su propia religión. Quizás los de la antigua religión los tilden de herejes y se inicie una guerra. Una guerra muy larga.
Ojo: Si quienes ponen en duda a la religión o tradición principal son los malvados, me temo que tu mundo cae en el maniqueismo.
¿Y qué pasa si tu religión principal es una evolución de otra? El cristianismo ha heredado muchos días festivos de la tradición pagana. Se cree que Jesús, si llegó a existir de verdad, no nació el 25 de diciembre, pero la fecha se decidió así con el objetivo de unificar la fiesta con el solsticio de invierno. El Islam recoge parte de los libros sagrados anteriores y reconoce a sus profetas como enviados de Dios, pero no les da la misma importancia que esas religiones. ¿Por qué en tu mundo no puede ocurrir algo parecido?
3 – Arte y ocio
¿Cuáles son las opciones de ocio en tu mundo o país fantástico? ¿Qué hace la gente cuando termina el trabajo? En el mundo real tenemos mil millones de opciones. En la antigüedad, la cultura del ocio no estaba tan extendida, pero en Roma se acudía a las termas para charlar con amigos, se jugaba a juegos de mesa y azar y se veían obras de teatro. Los juegos y distracciones son básicos en cualquier cultura. Se han encontrado restos de dados, trompos y juguetes por todas partes. ¿Cómo se lo pasan bien tus personajes?
Por otro lado tenemos el arte en todas sus variantes, desde las canciones populares a los murales más intrincados, pasando por teatro, música y danza. El arte ha tenido multitud de funciones a lo largo de la historia. Ha servido para educar y cautivar, decorar y ensalzar. Las canciones son medios de transmisión de historias entre la población analfabeta. Las estatuas recuerdan a personas ilustres. Las obras de teatro pueden incluir propaganda política. Las pinturas se han utilizado para inducir y aumentar el sentimiento religioso. Incluso algunos edificios son algo más que un lugar donde guarecer de los elementos.
Las corrientes artísticas cambian con el tiempo y el lugar, y en ocasiones adquieren convenciones que no terminamos de comprender a día de hoy. Los pintores medievales sabían dibujar tan bien como cualquier pintor actual, pero las convenciones los llevaron a hacer Niños Jesús inmensos en brazos de Vírgenes Marías un poco más pequeñas. Picasso sabía dibujar como nadie, pero eligió pintar gente revirada por otro motivo.
Me gusta cuando hay diversidad de disciplinas artísticas y cuando las obras anteriores son muy distintas a las actuales. Y también me encanta saber qué hacen los personajes para divertirse más allá de beber vino en una posada.
Muy buena e inspiradora entrada para aplicarla si escribes fantasía, juegas a rol o simplemente disfrutas inventándote un mundo. Me ha llamado la atención el uso de las miniaturas medievales en la entrada. Últimamente me he vuelto aficionado a buscar estas pequeñas maravillas por Pinterest o directamente en los códices iluminados (ahora que hay muchos escaneados en diferentes bibliotecas y se pueden hojear). Y me ha sorprendido el derroche de imaginación que se encuentra, o el reflejo de situaciones cotidianas. Cosas que en el arte difundido «para todo el mundo», el de las esculturas, murales o retablos, apenas se vislumbra.
Un saludo
Me ha gustado mucho esta entrada, entre otras cosas porque estoy pensando en escribir una novela de fantasía, donde la protagonista tendrá que viajar mucho y pasar por muchos reinos y todo ese tipo de cosas.
Tengo la duda, de si aparte de hacer un guion más o menos completo de la novela (ahora solo tengo la idea y un resumen muy esquemático), debería hacer un mapa/esquema/dibujo de dicho mundo y sus reinos… ¿lo ves útil?
Una curiosidad un poco off-topic: ¿Has leído el libro de Orson Scott Card: Como escribir ciencia ficción y fantasía? A mi me gustó, me ayudó cuando estaba por la mitad de mi primera (y única por el momento) novela.
Si hay mucho viaje, deberías hacerte un mapa para saber exactamente por dónde pasa, qué clima encuentra, dónde acaban las fronteras, etc. Al menos un esquemita rápido. Yo soy de la opinión que el mapa ha de llegar después de la trama para que la orografía responda a tus necesidades narrativas. No hace falta que te lo curres demasiado: es para ti. Luego, si quieres publicar y lo crees conveniente, puedes pedirle a un ilustrador o cartógrafo que lo dibuje bien para incluirlo en el libro. Pero no hay prisa.
Sí, he leído ese libro. Todo el mundo lo pone muy bien, pero a mí me pareció bastante poco revolucionario. Es decir: es bueno, pero tampoco dice nada que me abriera los ojos de manera increíble. Disfruté más Characters & Viewpoint, que me compré a la vez.
¡Gracias por mencionar mi artículo! La verdad es que estoy totalmente de acuerdo contigo, en especial en la última. Soy historiadora del arte y casi me ofende ver que en las novelas de fantasía lo máximo de arte que se ve (y da gracias) es alguna estatua del dios/rey/héroe de turno y solo como excusa para contar alguna historia.
¡Nos leemos!
Beber vino en una posada siempre está bien, pero justo como tú dices se pueden incluir otros elementos, como una obra de teatro, una actuación humorística o el clásico trovador cantando una canción que habla sobre fulanito o menganito o la batalla del casoplón. Me encanta encontrar expresiones del lenguaje propias del mundo en el que estoy inmersa, y al contrario, el tema de las expresiones coloquiales de nuestro mundo en uno de fantasía me hacen gritar de dolor. En ocasiones me pregunto si es cosa de la traducción pero en obras escritas en nuestra lengua es evidente que no. Aquí le tengo que reconocer a Rothfuss que su worldbuilding es genial. En El nombre del viento puedes encontrar cosas como ¡Por el cuerpo calcinado de dios! (no necesariamente literal) ya en las primeras páginas de la novela, y que te hace preguntarte sobre la religión, que te van desgranando muy poco a poco.
Genial el artículo 😉
Es curioso cómo lo que a unos gusta a otros no les gusta nada. A mí por ejemplo nada me saca más de un mundo fantástico que cambiar algo tan básico como una expresión hecha, como cuando llaman «ciclos» a los años y cosas así. Creo que era en Idhún que los personajes decían «¡Sagrada Irial!» en una especie de paralelismo de «Virgen Santa» y siempre me chirrió… Pero sin duda, a mucha gente le pasará lo contrario, como se ve en tu texto. Interesante el contraste de pareceres.
Los demás puntos también me fascinan, sobre todo el de los idiomas. No me gusta cuando todo el mundo se entiende o todos entienden la «lengua común», a menos que esté justificado achacado por razones fantásticas.
¡Saludos!
Interesante. Me dí cuenta de eso mismo que comentas de las frases hechas cuando utilicé una sin pensarlo mucho en mi libro y caí en la cuenta de que la frase tal cual no podía existir en ese mundo, así que he ido inventando mis propias frases hechas, como: Eso fue «el grano que hundió el silo» (la gota que colma el vaso), terminaré «en un estornudo» (en un pis pas) «de monte a costa» (de cabo a rabo)