Hoy es San Valentín, como supongo que El Corte Inglés ya os ha recordado. Bueno, más o menos. No me hagáis recordar la campaña de este año…
Venga, que me pierdo. Es San Valentín, y aunque me parece una festividad consumista y estúpida que no celebro, aprovecho el impulso del marketing para escribir un artículo sobre EL ROMANCE. Y es que hay subtramas románticas por toooodas partes. A mí me gustan, aunque he de admitir que en muchos casos están metidas con calzador y tan mal desarrolladas que dan ganas de poner los ojos en blanco cada vez que alguien jura amor eterno a la primera buenorra que se le cruza.
Espero que después de estos seis puntos os sea más fácil escribir rolletes, amoríos y amores.
1 – Establece la atracción inicial
Opinión impopular: el romance surge siempre a través de la atracción física. Bueno, casi siempre.
La belleza está en el interior y todo eso. Sí. Sí. Definitivamente sí. Pero la belleza también está en el exterior. Cada vez que conocemos a alguien, nuestra programación genética hace un escáner que entre otros muchos parámetros evalúa su viabilidad como compañero sexual. Decidimos si alguien nos gusta o no en unos segundos y, aunque la opinión puede y suele cambiar según conocemos a la otra persona durante el tiempo, es un proceso innato y automatizado.