Autor: Rocío

No te va a gustar si no dejas que te guste (y otros asuntos lectores)

Hace tiempo que me ronda en la cabeza algo sobre lo que escribir un artículo. Si no lo he hecho antes es porque ha llegado a mi mente en plan batiburrillo; no descarto que siga así, de modo que si este post acaba pareciendo un tren descarrilado… Bueno, yo lo he intentado. Dado este aviso y después de los saludos de rigor (qué bien veros otro martes por aquí) me meto en harina.

Resulta que llevo viendo cierta tendencia en la comunidad lectora de Twitter acerca de la exigencia extrema a los textos (que en muchos casos tiene que ver con el género de los autores) y de expectativas inalcanzables. Gabriella Campbell escribió hace unas semanas en su lista de correo un artículo muy interesante sobre por qué hay que leer más y reseñar menos que, si bien yo no suscribo por completo (las reseñas me parecen muy útiles para guiar a los lectores objetivo), sí que tiene parte de razón. Nadie va a leer un libro igual que otra persona, y lo que tú detestes (porque no es tu estilo, tu género de preferencia, o porque no encaja contigo) otra persona puede adorarlo.

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Desarrolla tu narrativa jugando: 5 juegos de mesa para escritores

Hace un par de fines de semana aproveché el tiempo espléndido para encerrarme en casa a jugar a juegos de mesa (pero el sol entraba por la ventana y alegraba mucho, que conste). Mis compañeros de juegos, aparte de PREZ y un amigo sin Twitter, fueron @dragon_mecanico y @MPMoles_, así que la atmósfera creativa era considerable. Jugamos a varios juegos, pero creo que con el que más nos divertimos fue con Érase una vez, que al fin he adquirido tras años de tensión sexual no resuelta.

El chispazo de creatividad y capacidad de improvisación que proporciona este juego es considerable, de ahí que se me haya ocurrido reunir en una lista los juegos que considero que mejor le van a un escritor para practicar y hacer estiramientos creativos. He jugado a todos ellos y algunos me gustan más y otros menos, pero considero que todos tienen valor para cualquier persona a la que le guste contar historias y quiera hacerlo mejor. ¿Empezamos?

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Por qué solo me apetece escribir personajes femeninos

Hace unos meses envié el penúltimo borrador de mi novela de baja fantasía a mis lectores cero. Por si te lo preguntas, les gustó mucho y tan pronto como tenga tiempo aplicaré los cambios para lanzarme a la aventura de la autoedición, pero no es de eso de lo que va esta vaina. Resulta que envié un cuestionario con varias preguntas para que los lectores beta respondieran. Una de ellas era: «¿Qué te parece la representación de minorías?». Cuando mi amigo Rafa de la Rosa me reenvió su cuestionario, su respuesta era la siguiente:

«¿Qué minorías? ¿Los hombres?»

Me reí mucho con su respuesta porque es más o menos cierta. En esta novela, casi todos los papeles principales los desempeñan mujeres. Todos los hombres pasan el test de la lámpara sexy y el importantísimo (no) Bechdel inverso, y uno hasta tiene un arco dramático solo para él.

Estas son las únicas lámparas sexy que no tuvieran piernas de mujer que he encontrado en Google. Digo.

Pero entiendo que, para un paladar acostumbrado a las historias de Jose el matadragones, con Luis el enano, Paco el elfo y Gervasio el tirano (¡y Romualda como interés romántico de Jose!), Guerreros del sol parezca un desierto de masculinidades. Los lectores se rascan la cabeza porque sienten que hay algo raro. Esto no va como debería.

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3 consejos de supervivencia para el escritor brújula (II)

En vista del éxito que tuvo mi artículo de la semana pasada sobre escritores brújula, no me queda otra que continuar con la serie y ampliarla. Para ello, fui a Twitter y os pedí sugerencias y preguntas para este artículo. Parece que hay más brújula sufridores de lo que pensaba en un principio, pero no os preocupéis: voy a intentar echaros una mano en lo posible a través de mi propia experiencia. Eso sí, de vez en cuando hay alguna trama o personaje que se me escapa de las manos más allá de lo que puedo reconducir. La infalibilidad es más productiva, pero menos divertida. Tan divertida como pueden ser las ganas de morder el teclado.

1 – Tus personajes se rebelarán más cuanto menos los conozcas

Creo que uno de mis puntos fuertes como escritora es la creación de personajes. Es deformación de jugadora de rol, supongo. Aunque por lo general mis historias comiencen con una idea sobre el mundo, todo el peso de la trama acaba recayendo en los cimientos de los personajes principales. Ellos son los agentes activos de la trama, los que toman decisiones y sufren las consecuencias. Tienes que conocerlos. Si no, ¿cómo vas a controlar lo que hacen?

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3 consejos de supervivencia para el escritor brújula

Seguro que has oído alguna vez que hay escritores de brújula y escritores de mapa. Los primeros se lanzan a la aventura en ropa interior con un teclado y un Monster de medio litro como únicos compañeros. Los segundos, con una gruesa carpeta donde guardan, perfectamente ordenadas, todas las notas y escaletas de la historia que van a escribir. Los primeros tienen fama de locos, de dejar que los personajes se les suban a las barbas y de sufrir horribles bloqueos porque las cosas se les han ido de las manos. Los segundos, de cuadriculados. Sin su plan perfectamente trazado, se pierden. No pueden improvisar como hacen los brújula.

No voy a decir que los estereotipos se equivocan. Después de todo, si son estereotipos es porque se basan en una parte de verdad. Como escritora híbrida (sí, también hay de esos) que tiende más a la brújula, los bloqueos y la trama que se me va a Cuenca no me son extraños. He intentado (en este blog lo he dicho varias veces) encomendarme al santo patrón de los escritores de mapa y prometerle mis futuros descendientes a cambio de que me permita imbuirme en la Sagrada Magia de la Escaleta.

Pero… no funciona. No voy a mentir: probablemente tenga que ver con mi incapacidad para la disciplina. ¡Pero no es solo eso! No es que no me ponga a escribir hojas y hojas de planes porque no me apetezca, es que mi cabeza no funciona así del todo. Aunque tenga resúmenes de los capítulos y conozca la trama casi al dedillo, tiene que haber un resquicio de misterio para que los engranajes de mi cerebro se pongan en marcha. Si tardo demasiado en planear, la historia me arrastra a la hoja en blanco. Los relatos, aunque conozca el principio y el desenlace, los descubro mientras escribo.

Y sí, con una buena escaleta quizá me ahorraría reescrituras y dudas, pero… creo que no funciono así. No del todo.

Si tú te encuentras en las mismas que yo, felicidades: este artículo es para ti. Y si no es para ti porque eres una de esas buenas personas que hacen escaletas, te recomiendo que leas de todas maneras. Abajo del todo hay algo que quizá te interese.

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