Categoría: Leer

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Personajes LGBT y victimización. ¿Hay vida más allá?

¡Continúo con mi serie del Orgullo 2016! Hace muchas entradas, comenté cómo escribir personajes LGBT que a mí me gustaría leer. Si me seguís en Twitter o habéis leído algún otro de mis artículos, sabréis que para mí la representación LGBT en ficción en muy importante. Ojalá hubiera podido acceder con más facilidad a series, películas y literatura con contenido LGBT cuando era chavala. A los 16 años dependía del Emule para descargarme películas indies como But I’m a cheerleader o Lost and delirious, o de las reposiciones de Buffy de Canal + donde me habían dicho «que había lesbianas». Así empecé a ver la serie por la quinta temporada (y me perdí el principio, que es lo mejor). En Internet había mucho más contenido. Cómics, fanfics, vídeos, series. Con la tontería, aprendí un montón de inglés, aunque la primera vez que leí Girly me inventé gran parte de los diálogos porque no los entendía. «Jo, Rocío, ¿cómo sabes tanto inglés?» me preguntaban compañeros que llevaban tres años en una particular. Pues mira, es que en inglés hay más lesbianas que en castellano y necesito eso en mi vida, sobre todo porque tengo 16 años y no conozco a ninguna, podría haberles dicho.

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Recuerdo haber visto esto fuera de contexto y haber buscado el webcomic desesperada. ¡Ah, los 15 años!

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Por qué deberíamos dejar de hablar de personajes femeninos fuertes

No voy a negar que el recibimiento de mi post de este martes me ha sorprendido. En él, me he dedicado a enumerar los puntos que se supone que tienen los personajes femeninos fuertes (mal entendidos) de manera sarcástica y satírica en un intento de dejar claro que NO era lo que había que hacer. Hasta me metí con Sansa. ¡Con Sansa! Yo, que soy sansista total y que creo que su personaje es tan interesante como el de Arya, o quizá más. Sin embargo, no han sido pocos los que se han cabreado por el post y me han hecho llegar su ira (difuminada en cuanto veían que el post no iba en serio). De esto saco dos cosas: una, que la confianza en mi propia capacidad para hacer entender mi sarcasmo me puede jugar malas pasadas y que dos, la Ley de Poe es demasiado cierta. (Y tres, que la gente en Internet tiende a leer en diagonal, pero eso ya lo sospechaba.)

Este artículo es mi argumentación real sobre un punto que me parece importante hacer destacar: Los personajes femeninos fuertes no son mejores ni peores que los débiles. Deberíamos dejar de hablar de personajes fuertes y pasar a personajes interesantes, porque hasta la princesa más cobarde puede protagonizar una historia cautivadora si tiene chicha.

Así pues, empiezo:

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Use and lose your gays, con Cristina Domenech

Esta semana he llamado a una artista invitada para que traiga algo de sabiduría a este blog. Cristina Domenech, que sabe tela de literatura y de representación de señoras queers, tiene cosas que decir acerca de una de las convenciones más dañinas de la ficción actual: Bury your gays. O como dice ella, Use and lose your gays: mete mujeres LGBT para subir audiencia y cárgatelas para aumentar el drama cuando molesten.

Me gustaría que este artículo fuera tanto un ensayo sobre esta problemática como una guía de cómo matar bien a tus lesbianas. Yo soy la primera que se mancha las manos con la sangre ficticia de lesbianas y bisexuales, pero porque son un componente tan vital de mis historias que me resulta prácticamente imposible cargarme a un personaje que no sea LGBT. Porque no, las mujeres queers no son ni deberían ser caballito blanco, pero al igual que se debería evitar el tokenismo en tus representaciones LGBT, se merecen un arco dramático independiente de la audiencia (o los lectores) de la historia.

Sin mas dilación, os dejo con las sabias palabras de Cristina. A continuación encontraréis spoilers de The 100, Jane the Virgin y Person of Interest.

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6 señales de que estás escribiendo una relación tóxica

Me encantan las relaciones tóxicas. En las historias, quiero decir, no en la vida real. Soy de las que cuando leyó la contraportada de Crepúsculo (antes de que se convirtiera en el boom editorial que fue) lo cogió de la biblioteca al instante pensando que sería una relación de abuso emocional vampírico. En realidad… Bueno, en realidad acerté. Pero la relación no era autoconsciente y se romantizaba, algo que por tristeza es bastante común en la literatura YA.

Me gusta leer sobre relaciones tóxicas porque para mí es como ver una película de terror: una manera de explorar emociones oscuras desde la seguridad de tu salón, con una mantita y palomitas, y la certeza de que una vez acabe la peli no tendrás más miedo (a no ser que estés sola en casa y te empieces a obsesionar con que la sombra de al lado de tu cama es un asesino).

Si te vigila, te depreda. Lo saben aquí y en la China popular.
Si te vigila, te depreda. Lo saben aquí y en la China popular.

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La medida de la badass

Tenía pendiente escribir un post sobre personajes femeninos fuertes, pero quería espaciarlo un poco más respecto al último de esa temática. Por otro lado, me he topado con este artículo que me ha hecho pensar en mi propia definición de badass. Para mí, el término es importante, pero como dije en este otro artículo, es difícil acotar lo que pienso acerca de él. Hasta ahora sólo he hablado en profundidad de mujeres de armas, así que voy comentar algo sobre las que no lo son.

En los últimos años se ha dado mucho bombo a los «personajes femeninos fuertes». Todas las tías de las obras de ficción tienen que saber dar tiros, o tortas, o atreverse a lanzarse de un avión en llamas con un paracaídas roto. Hasta Blancanieves. En el fondo, la mayor parte de estas tías, por muy duras que sean, acaban luchando contra la secuaz (mientras el héroe se pega con EL JEFE FINAL) o quedando inconscientes o en apuros en el peor de los casos. Casi nunca solucionan nada y sus personalidades son un cortapega intercambiable. En muchos casos caen en uno de esos 5 tópicos sexistas que odio, como por ejemplo la misoginia interiorizada.

Nunca será un mal momento para recordar a Kate Beaton

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